domingo, 16 de noviembre de 2014

NightHawks: Antes




EL

Clinc.

El sonido le sobresaltó. Debió haberse quedado dormido. Miró la ventana. Había oscurecido. El cristal estaba perlado de gotas de humedad. Era una noche fría y seca. Fría como su corazón y seca como su boca que aún mantenía el sabor al whisky que reposaba en un vaso al alcance de su mano.

Otro Clinc.

Era el sonido del hielo al romperse en el vaso. Atronaba en el silencio de aquella habitación de hotel, una vez más, fría y seca. Solitaria.

ELLA

Clinc.

Se miró frente al espejo mientras con gesto automático se despojaba de sus pulseras metálicas. Le sorprendió el sonido casi musical que hicieron al chocar entre ellas. Le sorprendió aun más darse cuenta de que odiaba ese sonido.

Volvió a mirarse al espejo. Miro su pelo rojizo recogido y, bajando la mirada, llegó a sus ojos. Le pareció estar contemplando a otra persona. Durante un segundo, pensó que alguien la observaba desde el cristal. Alguien que no era ella.

Otro Clinc.

Era su anillo. Al quitárselo había rodado por la repisa del lavabo, justo debajo del espejo. Rodó un corto camino hasta que se frenó al tropezar con un objeto. Era una caja de cerillas de color verde.

EL

Miró la botella medio vacía, con una mezcla de arrepentimiento y ansia de más. Pero sabía que no era eso lo que deseaba. Ni el arrepentimiento ni el ansia tenían nada que ver con la botella de Jack Daniel´s, que reflejaba con tonos ocres la luz mortecina de una farola cercana. No era eso lo que deseaba.

Se levantó del sofá donde se había adormilado y apagó la radio. En 1.942 ninguna noticia era agradable. El mundo mismo no lo era. Nada era como debía ser ni en el mundo ni en su vida. Se sintió egoísta, en un mundo en guerra, en una ciudad temerosa de salir a la calle por la noche, su corazón sentía que todo aquello no le importaba.

Pensó durante un segundo lo que había escrito en aquella caja de cerillas verde. No debió hacerlo, pensó.

Pero lo hizo. Ahora solo faltaba lo más complicado, que ella lo leyera.

ELLA

Recogió su anillo y miró la caja de cerillas. Guardó el anillo con su mano derecha y agarró con quizás demasiada fuerza su cepillo para el pelo. Llevaba en su mano izquierda, sin embargo, la caja de cerillas. No quería abrirla, sentía que era incapaz de hacerlo.

Comenzó a cepillarse el cabello, durante un rato eso la relajó. Volvió a mirarse ante el espejo y pensó, por primera vez en mucho tiempo, en ella.
También pensó en el mundo loco en el que vivía, en un mundo que no quería vivir. Miró la ventana, que también, como en la ventana de él, goteaba humedad. Le parecieron lágrimas.

Sonó el teléfono.

EL

Se aflojó el nudo de la corbata, suavemente al principio y con más fuerza después. De un solo golpe, arrancó el pedazo de tela de su cuello y lo lanzó al suelo sin prestarle más atención. Cayó encima de su vieja maleta aún sin abrir.

Encendió un cigarrillo, otro más. El humo que ascendía en caprichosas espirales le recordó otro momento, no muy lejano en el tiempo, dos años atrás. La última vez que estuvieron juntos. Su mirada deambuló por la sencilla habitación del hotel en el que se encontraba y sus ojos se centraron en el teléfono negro, negro como la ropa interior que llevaba ella y que vio por última vez aquella mañana, negro como sus ojos, negro como todo lo que había vivido desde aquel maldito día en que todo terminó.
Aún recordaba, entre sueños, sentir que ella abandonaba la cama. Apenas había amanecido y la luz del sol se reflejaba suavemente en su cabello. Estaba adormilado, y cuando despertó ella ya no estaba. Solo encontró, en su mesilla de noche, una caja de cerillas. En ella se leía “Stroke of luck”. Golpe de suerte. Era el lugar donde habían estado la noche anterior, donde supieron que sus vidas se cruzarían siempre. Era irónico ese nombre.

La abrió para encender un cigarrillo. Había algo escrito. Lo escribió ella. Sencillamente decía “¿Me amarás mañana?”. Miró pensativo las espirales del humo y tuvo la certeza de que lo haría, pero también, con un escalofrío, supo que eso era imposible.

Dos años después, en un hotel de baja muerte en Greenwich Village, en Manhattan, Nueva York, se encontró mirando el teléfono negro, con la boca seca por el amargo sabor del whisky. Le costó mucho trabajo conocer su dirección, pero consiguió hacerlo. Caminó hasta su casa y, en su buzón, depositó en un sobre cerrado, sin nombre, dos años después, su respuesta, escrita en la caja de cerillas de color verde.

Marcó su número

ELLA

Le sobresaltó el sonido del teléfono. Pensó en dejarlo sonar, pero supo en el último instante que debía hacerlo. Sintió, mientras aún se estaba peinando, que debería atender a esa llamada. Soltó el peine y la caja de cerillas y descolgó el auricular. Era él.

Escuchó su voz por primera vez en dos años, desde aquella maldita mañana en que sintió que su vida se partía en dos. Recordó sus lágrimas mientras se vestía y abandonaba la habitación donde habían pasado la noche juntos. Recordó verle dormido en la cama y escribir una frase en una caja de cerillas. Era una despedida que no quería hacer, su corazón latía como nunca lo había hecho, todo le decía que no debía hacerlo, pero lo hizo.

Todas esas sensaciones habían cambiado hoy. Cuando recogió en su buzón ese sobre lo supo. En ese mismo momento entendió todo.

Descolgó el teléfono negro.

- Hola, ¿Quieres que nos veamos en el dinner al lado de tu casa?

Contestó que sí.



domingo, 26 de octubre de 2014

NightHawks-Noctámbulos


Pocas veces he sentido tanta inquietud al mirar un cuadro. Es un momento detenido en el tiempo. Un instante real, tangible, en la vida de cuatro personas, pero en el que solo importan dos. Todo el cuadro es en realidad un reflejo de sus gestos y sus miradas. De sus pensamientos que nadie puede adivinar. Sin saber bien por qué, sabemos que piensan lo mismo. Pero hay algo que no encaja, hay algo entre los dos que no debería existir, que evita que se miren y hace que cada uno parezca distraído, pensativo y, sobre todo, solitario. El cuadro despide soledad. ¿O no?

Todo ocurre en un dinner,uno de esos restaurantes prefabricados con amplias cristaleras y los típicos asientos circulares anclados al suelo. Es de noche, seguramente fría, muy fría. La intensa iluminación del local se proyecta como un espectro sobre la solitaria calle y hace pensar que es el único lugar donde es posible encontrar calor.

Dentro del local, sólo cuatro personas: tres clientes y un camarero que viste de blanco y se afana tras la barra, tal vez preparando una copa o fregando platos. En el centro de la imagen, dos personas, una mujer y un hombre, ensimismados en sus pensamientos. El viste con traje oscuro de chaqueta, según la moda de la época, y cubre su cabeza con un sombrero. La mujer lleva suéter carmesí y el pelo rubio suelto cayendo sobre su espalda. Sus labios de un rojo intenso hacen pensar que su visita al local no fue casual. Fue allí por algo, algo que solo ella y el hombre conocen.

El otro hombre solo busca refugio, compañía, seguramente por un destino que no llegó a cumplir. Mira cabizbajo a la barra y seguramente recuerda todos los momentos que pudieron ser distintos en su vida

La pareja está alejada, no forman parte del local. Sin embargo, callan, en un mundo donde el silencio ahoga sus voces ante dos tazas de café. Ella es zurda y él diestro, parecen muy distintos. Sin embargo, el casi imperceptible gesto de sus manos, tan próximas, los delata, aunque no hablan entre ellos. Él fuma, ella tiene algo en su mano derecha: un pretexto para detener su mirada. Solos, como lo está la calle a la que tal vez no se atreven a salir. Solos, por ese imperceptible esfuerzo que hace que él no se atreva a rozar la mano de ella y que ella haga lo mismo. Existen solo unos milímetros entre sus manos, pero es todo un mundo. El mundo que el otro hombre solitario no pudo alcanzar.

Siempre pienso en que ocurrirá después.

martes, 9 de septiembre de 2014

All good things....

All good things must come to an end.....

Sí, todo lo bueno acaba. No sé si este blog ha sido bueno o no. Me gustó escribir todas y cada una de sus entradas, reflexionar, teclear y borrar lo escrito para volverlo a escribir de nuevo.

Si, todo acaba. Y todo empieza a la vez.

"No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar "superado". Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla"

Nada mejor para un hasta luego que una cita de Einstein, ¿verdad?

Hasta luego
Gonzalo

sábado, 14 de junio de 2014

La tormenta de arena

Todo cambia.

Es algo que parece obvio, solo hace falta volver a visitar un lugar especial en el que no has estado en un tiempo para darte cuenta de que, aunque aparentemente es el mismo, al prestar más atención notas que ciertas cosas ya no son iguales. Un árbol que mirabas siempre sin saber bien por qué ya no está, un cuadro que te gustaba en ese bar al que ibas ha desaparecido. Es casi imperceptible a veces, pero cuando ves esos pequeños cambios te preguntas qué ha pasado. Algo no está en su sitio. El lugar especial ya no es el mismo.

Pero eso no es lo importante, ni mucho menos. Lo importante es darse cuenta de que si ese lugar ha cambiado, posiblemente tú lo hayas hecho también. Definitivamente tú lo has hecho también. Puedes seguir amando aquel lugar especial o puedes no hacerlo. Sobre todo, debes creer que los lugares especiales los creas tú. Siempre puedes construir uno nuevo, aunque sea muy complicado, aunque a veces pienses que no sea posible hacerlo.

No sé por qué, pensé en un libro que leí hace tiempo. Hablaba de cambiar....

A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez.... Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí solo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como ésta....

Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tu no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa si quedará clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. Y ahí estriba el significado de la tormenta de arena


Si lo piensas bien, hacer que las cosas estén en su sitio no es tan difícil, ¿verdad?

miércoles, 9 de abril de 2014

Las bases nitrogenadas del ADN: Adenina, Guanina, Citosina y Timina

Leo el título de esta entrada y me dan ganas de escribirme, para insultarme..¿Cómo alguien puede ser tan bobo de crear una entrada en un blog con este nombre?. Calma para todos aquellos que, por desgracia, no conocen tan bien como yo los secretos más íntimos de la genética humana, esa que dice que si tu padre es calvo, vete comprando peluca...Calma, repito, lo explico.

Los ácidos nucleicos almacenan la información genética de los organismos vivos y son los responsables de la transmisión hereditaria. Existen dos tipos básicos, el ADN y el ARN. Esto es un coñazo, pero las bases nitrogenadas del ADN, que contiene instrucciones genéticas usadas en el desarrollo y funcionamiento de todos los organismos vivos son cuatro: Adenina, Guanina, Citosina y Timina. Con sus iniciales A,G,C,T se nombró una peli GATTACA, que me encanta. Ya no sé si más que Casablanca, a veces creo que sí, odio el final de Casablanca, pero eso es otra historia....

Gattaca es una peli rara, y triste. Habla de muchas cosas, pero sin que parezca que lo hace. Te das cuenta después, cuando ya ha acabado, y entonces lo entiendes.

Habla de un deseo incontenible de llegar, como no, a las estrellas (puf, siempre lo digo). Un deseo que está por encima de todo, es la única meta de Vincent. Pero no puede realizarlo. Su genética no lo permite en un mundo en el que no se admite más que lo establecido.

Habla de amistad y sacrificio. Vincent conoce a Jerome, la única persona que puede hacerle cumplir su sueño. Ambos llegan a conocerse y ser literalmente uno, aunque ambos saben que uno de los dos estará de más

Habla de superación. El hermano de Vincent es perfecto. Lo tiene todo a favor. Nadie puede esperarlo, pero lo imposible a veces se cumple. Luchando, no dejando nada atrás. Hay una escena en que quedó una frase que resume muchas cosas "Jamás fui tan consciente de lo lejos que estaba de mi meta, que cuando me encontraba tan cerca de ella".




Habla de amor y desconfianza, de dudas y alegrías...

Habla de todo. En este blog he hablado de luces, de estelas, de puntos..Pero realmente merece la pena pensar en algo más. En lo que es de verdad importante. En lo que se puede lograr si se desea.

El que no haya visto la pelicula, que lo haga ya!

martes, 25 de febrero de 2014

Lo genial de dejarse barba. Ese picor insoportable que te hace feliz...(Episodio I)

Fue en las navidades pasadas, aún recuerdo el momento, ese instante en el tiempo en el que sientes que tu vida ha de cambiar, que necesitas tomar una decisión importante, que es hora de hacer grandes cosas...Ese instante, ese jodido instante en el maldito tiempo en el que decides dar un golpe en la mesa y...¡decides dejarte barba!

Y si, tu vida cambia, de golpe... bajo. Dios!. No he tenido que tomar tantas decisiones desde que hice el test para sacarme el carnet de conducir. Explico el maravilloso proceso necesario para que tu cara se llene de pelos incómodos, picantes, molestos, insostenibles y que, sin embargo, por alguna extraña razón, seguramente masoquista, hace que te sientas un poquito más feliz.

Primero, y fundamental, hay que pensar en cómo diablos quieres la barba. Por supuesto, ni la más remota idea. Soy un hombre, no me fijo en otros hombres por principio, solo faltaba eso. ¿Qué barba me dejo?. ¿Larga? ¿Corta? ¿Perilla? ¿Bigote?.¡Yo qué sé!. Busco en Google..



Joder, no puede ser tan complicado.. ¡Yo qué sé!. Dudas por un momento, pero no, hay que ser firme con las decisiones importantes. Gonzalo, vas a tener barba. Lo repito una y otra vez, como un karma...

A ver, vamos a ver, calma...Habrá un criterio más sencillo. Busco en Google otra vez. Veo que hay un criterio para escoger el tipo de barba según la forma de tu rostro..



¡¡Son todas iguales!!. ¿Qué tipo de rostro tengo?. ¡Yo qué sé!. Soy muy guapo, me lo dice mi madre, pero no me dijo nunca si mi rostro era triangular o diamante. El espejo, ya cansado de mí, tampoco me dice mucho más.

Paso de Google, no vale para nada y aún no tengo barba. Medito cinco o seis horas sobre qué hacer. De repente, veo la luz. Me gustó una foto que vi de George Clooney. Todo el mundo dice que es guapo, como yo.. ¡Ya está, me dejo la barba como George Clooney!, me digo convencido.



Ya está decidido, me importa un pepino el tipo de barba y la forma de mi rostro. Voy-a-dejarme-barba-Clooney.

Pasan cinco días...Y ves que los pelos aparecen, felices y liberados después de tanto afeitado diario, pero los cabrones son caóticos. Te miras al espejo y no te reconoces. Coges una cuchilla de afeitar y te masacras la cara. Te detienes un momento, justo antes de ir al hospital medio desangrado, y reflexionas de nuevo...¿Esto es así? ¿He de morir en alguna UVI en urgencias de un hospital a causa de esto? ¿Es mi destino así de cruel, o existe alguna otra alternativa?.

Medito doce horas más. Vuelvo a Google, medio cabreado y medio desesparado... Busco sobre cómo dejarse barba.

Miles de mensajes, patéticos, desesperados, de gente rara, de islamistas... Por fin, veo la luz de nuevo. ¡Coño! No basta con dejarse la barba, hay que cuidarla. No vale una Guillette de toda la vida. Hace falta un artefacto, un invento que desconocía y que se llama de una forma super original.. ¡Un barbero!.

Sudando y lleno de nervios corro a Alcampo mientras todo mi cuerpo siente que necesita un barbero. No sé qué es, pero lo necesito, mataría por él....Llego al departamento de máquinas de afeitar masculinas, aparto a la gente a la porrazos y busco, sintiendo temblores en mi cuerpo, los malditos barberos. Miro tembloroso el estante y ¡ me cago en todo !, ¡ hay no menos de cinco modelos distintos !

Continuará....

martes, 18 de febrero de 2014

Kein Zurück

La buena música es o bien inglesa (de Liverpool) o alemana (electrónica, Wagner no me encandila), todo el mundo lo sabe y si no lo hace, debería hacerlo. El resto son cosas raras, desde el el rock americano hasta las salsas y vallenatos indescriptibles que se cultivan más hacia el sur....

Me gusta esa música. La inglesa la entiendo casi siempre. Paul McCartney vocaliza perfectamente y Andy McCluskey (de la OMD, claro) no , pero tengo sus letras. Por cierto, un día hablaré de Los Beatles e intentaré entender por qué el nombre mis ídolos empieza por "Mc", pero eso es otro asunto...

Sigo contando. Los grupos alemanes que me gustan cantan en inglés. Un día, en un foro extraño, vi un enlace a una canción. Era de un grupo que, claro, ya no existe, se llamaba Wolfsheim y estuvo activo entre 1.987 y 2.008. Casi todos sus discos están en inglés pero, claro otra vez, esta canción no. Está en perfecto e incomprensible alemán. Pero la canción me atrapó.

Siempre pensé que el idioma perfecto para hacer sentir algo era el francés. Lo odio, pero hay que reconocer que suena muy bien. El alemán lo asociaba a Angela Merkel, Hitler y, en general, a gritos, órdenes y mucho ruido. Pero cuando escuché esta canción todo se me vino abajo. Es perfecta. La música y la voz se funden de una manera que me hizo escucharla muchas, muchas veces seguidas.




Entenderla fue difícil. Prefiero obviar las traducciones de Google y las de los aficionados. Al final, mezclé una traducción del alemán al inglés con otra del alemán al español....Y salió esto.

No hay vuelta atrás.
¿Aún recuerdas cómo era?

La infancia era maravillosa.
El mundo está lleno de color, es adorable.
Hasta que un día te das cuenta
de que un adiós ya no es un adiós.
Es también esperar volver a verse.

Estribillo:
Siempre adelante
Paso a paso
No hay vuelta atrás!
Lo que hoy es, nunca se podrá cambiar.
El tiempo se nos escapa
Lo que se hizo, ya está hecho
Lo que hoy es, nunca ocurrirá de nuevo

Una palabra dicha en caliente,
Un paso adelante demasiado apresurado

Ya acabó.
Da igual lo que pasó
Lo que dije, ya está dicho,
Lo que parecía eterno ya es pasado.

Si pudiera una sola vez
volver el tiempo hacia atrás
Me gustaría no haber visto tantas cosas.

Tu vida da vueltas en círculos,
Llena de tiempo malgastado.
Tus sueños te empujan sin cesar.
Aún quieres vivir en algún momento
Pero si no es ahora, ¿entonces cuándo?
Algún momento es también un sueño muy lejano



Me gustó. La estoy escuchando ahora otra vez

viernes, 7 de febrero de 2014

Mi padre

Dicen que hay muchas cosas que no se valoran hasta que se pierden. Seguramente es porque pensamos que esas cosas siempre continuarán siendo como las vemos en un momento del tiempo. Todos queremos olvidar esa gran interrogación que supone darse cuenta que todo cambia, que siempre queremos mantenernos en ese estado en el que, más allá de la felicidad, nos sentimos cómodos.

Pero no es así, nunca lo es. Hace falta tiempo para darse cuenta, hay que llegar a un punto en la vida en el que existe un enorme punto y aparte en el que, de repente, lo sientes. Sientes una pérdida que te llega a lo más profundo de tu corazón y te hace pensar en tí mismo, en cómo durante tanto tiempo has hecho cosas, o quizás no, que podrían haber sido de otra forma. Pero sobre todo sientes que da igual, que lo único importante es aprender de todo eso, que ese punto y aparte existe y que debes aprovecharlo.

Mi padré murió hace casi un año, el 11 de febrero de 2013. Desde entonces todos y cada uno de los días le recuerdo y no puedo evitar llorar al hacerlo. Lo peor es no haberle dicho tantas cosas... Sé que las sabía, que no hacía falta decírselas, pero quisiera haberlo hecho.

Le admiré siempre, siempré busqué su consejo. Por supuesto, muchas veces, no le hice caso, pero su tranquilidad, su calma, su visión siempre sabia y desde otro punto de vista de las cosas me equilibraba. Le admiré por todo lo que decía y, también, por todo lo que callaba.

Me encantaba escuchar sus historias, pero siempre era necesario animarle a contarlas, era muy difícil que lo hiciera por su propia voluntad. Su vida fue difícil, pero rica en todo tipo de experiencias. El no decía nada si no le preguntabas, siempre guardaba cosas en su interior. Pero cuando hablabas con él salían y te dabas cuenta de todo lo que de verdad sentía.

Hoy recuerdo lo que me dijo hace casi un año. Abrió los ojos y me vió junto a su cama. Solo fue "qué cara tan guapa tienes, hijo". Yo le decía lo mismo, tendría que haberlo hecho más veces, aunque sé perfectamente que no hacía falta.

lunes, 27 de enero de 2014

Ad Astra per Aspera


"Ad astra per aspera". "Hacia las estrellas, a través de la adversidad". Es una frase de Séneca, escritor romano nacido en el año 4 antes de Cristo.
La conocí por primera vez, hace mucho tiempo, y me encantó. Por su significado y por su sonoridad, sobre todo por lo primero. Las estrellas siempre han tenido para los antiguos un significado especial. Sabían que eran algo inalcanzable y desconocido. Dirigían su destino desde el cielo, pero no podían ver más allá de su brillo parpadeando en las noches oscuras. Quizás por eso, se convirtieron en su obsesión. Llegar a las estrellas era su objetivo, aunque fuera difícil. Lo más noble a lo que podía aspirar el ser humano entonces y ahora.

Me gustó, como digo, el proverbio en latín. Lo tengo en mi estado de Whatsapp, ese lugar donde resumes toda tu experiencia vital en diez palabras. Y hoy he buscado en internet esta frase.....

¡¡Dios!! Más de tres millones de resultados en Google con esta frase. Ahora parece que Séneca lo dijo al revés: Per Aspera Ad Astra. Aunque solo lo parece, porque nadie está seguro de eso.

Hay montones blogs que hablan de esto
Hay canciones que incluyen esta frase (malísimas)
Es el lema del Instituto Nacional Mejía de Quito, en Ecuador, del Grupo 5 de caza de la Fuerza Aérea Argentina,del Ejército del Aire de España
Hay una película que se llama así (rusa, puff)
Hay imágenes de mujeres (¿Por qué casi todo mujeres?) que se la han tatuado. La enseñan justo debajo del sujetador, o en un pie.
Hay gente que no sabe ni escribir en español que pregunta qué significa esta frase en latín
Hay de todo..

Lo peor de todo es que me gusta a mí. Me gustaría alcanzar las estrellas....¡Pero veo que soy más vulgar que París Hilton!.

Yo conocí esa frase aquí y espero que eso me haga algo menos vulgar....



Es que alcanzar las estrellas realmente es muy complicado....

lunes, 20 de enero de 2014

About connecting the dots...

La verdad es que no tengo una opinión definida sobre Steve Jobs; no sé si era un genio como dicen algunos, o un ogro, como otros argumentan. También es cierto que me da lo mismo no tenerla, no pasa nada por no hacerlo. Tampoco hablaré de Apple, aunque creo que ya no es lo que me gustaría que fuese...pero es otro tema.

Como decía, me da igual lo que piensen los demás de Steve Jobs pero, no sé si de forma natural o estudiada, era una persona que comunicaba. Su discurso en la Universidad de Standford en 2.005 me hizo llorar, y he de decir que aún me arrepiento de ello, pero lo hizo. Habla en él de tres cosas: Sobre conectar los puntos, sobre el amor y la pérdida y al final sobre la muerte. Resume todo con cuatro palabras "Stay hungry, stay foolish". Algo intraducible pero que se refiere a siempre buscar algo más y a que, en el fondo, no hay que pensar demasiado las cosas, todo es relativo, como ya dije....

La historia que más me hizo pensar fue la primera, About connecting the dots...Habla de esos puntos que forman una figura y que todos hemos visto en los juegos para niños. Al final siempre sale un conejo, pero no siempre. Cuando tu creas los puntos, nunca sabes cómo se conectarán, tienes que confiar en que lo harán y que, luego, mirando hacia atrás todo cobre sentido.

El discurso es este, merece la pena verlo:




Siempre hay que creer en algo: tu instinto, tu destino, tu vida, el karma, ¡lo que sea!

miércoles, 8 de enero de 2014

Una estela en el mar

Lo reconozco, soy apasionado del Programa Apolo, ese conjunto de misiones que permitió entre 1969 y 1972 que una docena de seres humanos pisaran la Luna. Muchas veces he pensado por qué...

Al final no es tan complicado, mucha gente se apasionó también, en eso no soy muy original, aunque la verdad es que no sé si por las mismas razones. Las mías son éstas:

- El proyecto Apolo es un mensaje de superación, de obstinación, incluso de terquedad por alcanzar un objetivo. De tropezar y levantarse una y otra vez. De fracasos, de ilusión y decepción. De triunfo al final. Todo son sentimientos. El proyecto Apolo llevó a la Luna lo que todos alguna vez quisimos ser

- Nunca fue rentable, todo el dinero invertido no se recuperó en absoluto, salvo en cosas que se tuvieron que desarrollar tales como el velcro, el tubo de pasta dental, las lentes de contacto y ¡los pañales desechables!. Eso le da mucho más valor, el beneficio fue otro muy distinto

- Por último, nunca en la historia se ha demostrado de esta manera la capacidad creativa del ser humano. Nunca la tecnología dió un salto tan brusco en todas las disciplinas, desde la informática a las telecomunicaciones. Por cierto, el ordenador de la nave Apolo 11 tenía una memoria ROM de 72 Kb (72000 bytes) y 4 Kb (4000) bytes de memoria RAM, pregunten a Microsoft si con eso llegaría a la Luna

Pero no voy a hablar de eso. Hubo siete misiones tripuladas en el proyecto Apolo, con tres hombres cada una. De ellos, uno permanecía en órbita en el módulo de mando y los otros dos pisarían la Luna en el módulo lunar. Serían catorce hombres los que debieron aterrizar, pero el Apolo 13 como todos sabemos nunca lo hizo. Su comandante fue James Arthur Lovell Jr, Jim Lovell. Le conocí hace años en Canadá, pero eso no viene al caso. A comienzos de los años 50 Jim Lovell era piloto de combate. Pilotando un avión F2H Banshee desde el portaviones USS Shangri-La en el mar del Japón tuvo una experiencia que describe perfectamente todo lo que quiero comentar hoy.

Esta es la entrevista donde Lovell describe lo que ocurrió:

- El comandante Jim Lovell ha pasado más tiempo en el espacio, casi 24 días completos, que cualquier otro hombre. Una vez le pregunté si había sentido miedo.

- Bueno, he tenido un apagado de motor unas cuantas veces en una aeronave, y sentí curiosidad por si iba a volverse a encender y cosas parecidas pero… parece que todo se resuelve solo.

- ¿Hay algún momento en concreto… quizá una emergencia en la que recuerde haber pasado miedo?

- Ehhh… si. Recuerdo una vez. Pilotaba un Banshee de noche en condiciones de combate, así que no había luces de orientación en el portaaviones. Era el Shangri-La y estábamos en el mar del Japón. Mi radar no funcionaba, y mi señal de dirección había desaparecido porque alguien en Japón estaba usando la misma frecuencia, de modo que me estaba alejando de donde se suponía que debía estar. Miré hacia abajo y vi un inmenso y oscuro océano, así que… encendí la lámpara del mapa… y de repente… zas!! Todo se apagó en mi cabina, absolutamente todo. Todos los instrumentos, las luces, ni siquiera podía saber cual era mi altitud… Sabía que me estaba quedando sin combustible, de manera que pensé en hacer un amaraje forzoso… miré hacia abajo… y en la oscuridad… había una estela verde… era como una larga alfombra que hubieran puesto justo debajo de mi… eran las algas, ¿sabe? Era aquella materia fosforescente que se revuelve al pasar un gran barco y estaba… estaba… literalmente, llevándome a casa. Si no se hubiera cortocircuitado el sistema eléctrico de mi avión dejándome a oscuras, jamás hubiera podido ver aquello. Así que… nunca se sabe… nunca se sabe que puede ocurrir para ayudarte a llegar a tu destino...


Nunca se sabe qué puede ayudarte a llegar a tu destino....