viernes, 7 de febrero de 2014

Mi padre

Dicen que hay muchas cosas que no se valoran hasta que se pierden. Seguramente es porque pensamos que esas cosas siempre continuarán siendo como las vemos en un momento del tiempo. Todos queremos olvidar esa gran interrogación que supone darse cuenta que todo cambia, que siempre queremos mantenernos en ese estado en el que, más allá de la felicidad, nos sentimos cómodos.

Pero no es así, nunca lo es. Hace falta tiempo para darse cuenta, hay que llegar a un punto en la vida en el que existe un enorme punto y aparte en el que, de repente, lo sientes. Sientes una pérdida que te llega a lo más profundo de tu corazón y te hace pensar en tí mismo, en cómo durante tanto tiempo has hecho cosas, o quizás no, que podrían haber sido de otra forma. Pero sobre todo sientes que da igual, que lo único importante es aprender de todo eso, que ese punto y aparte existe y que debes aprovecharlo.

Mi padré murió hace casi un año, el 11 de febrero de 2013. Desde entonces todos y cada uno de los días le recuerdo y no puedo evitar llorar al hacerlo. Lo peor es no haberle dicho tantas cosas... Sé que las sabía, que no hacía falta decírselas, pero quisiera haberlo hecho.

Le admiré siempre, siempré busqué su consejo. Por supuesto, muchas veces, no le hice caso, pero su tranquilidad, su calma, su visión siempre sabia y desde otro punto de vista de las cosas me equilibraba. Le admiré por todo lo que decía y, también, por todo lo que callaba.

Me encantaba escuchar sus historias, pero siempre era necesario animarle a contarlas, era muy difícil que lo hiciera por su propia voluntad. Su vida fue difícil, pero rica en todo tipo de experiencias. El no decía nada si no le preguntabas, siempre guardaba cosas en su interior. Pero cuando hablabas con él salían y te dabas cuenta de todo lo que de verdad sentía.

Hoy recuerdo lo que me dijo hace casi un año. Abrió los ojos y me vió junto a su cama. Solo fue "qué cara tan guapa tienes, hijo". Yo le decía lo mismo, tendría que haberlo hecho más veces, aunque sé perfectamente que no hacía falta.

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